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lunes, 26 de diciembre de 2011

Mario Benedetti

todavía creo que nuestro mejor diálogo ha sido el de las miradas. las palabras, consciente o inconscientemente, a menudo mienten, pero los ojos nunca dejan de ser veraces. si alguna vez he pretendido mentir a alguien con la mirada, los párpados se me caen, bajan espontáneamente su cortina protectora, y ahí se quedan hasta que yo y mis ojos recuperamos la obligación de la verdad. con las palabras todo es más complejo, pero aún así, si las palabras tratan de engañar, los ojos suelen desmentir a la boca